Complejo de salvador
Cuando ni Dios
concede todas nuestras plegarias,
aquí estoy yo,
con intensiones involuntarias
de complacer a todos
para que no me cojan con rabia.
Cuando ni Dios
concede todas nuestras plegarias,
aquí estoy yo,
con intensiones involuntarias
de complacer a todos
para que no me cojan con rabia.
Latidos fuertes,
falta de aliento,
canción de cuna,
caricias del viento.
El amor no lleva prisa,
pero muy corto es su tiempo;
al marcharse nunca avisa,
dejando atrás un tormento.
Amémonos en vida,
con valentía y atrevimiento;
antes que dicta su partida,
que reine este sentimiento.
Haré una fiesta
e invitaré a mis miedos,
sobre todo a aquellos
que gritan «¡no puedo!».
Para descubrir
de qué están hechos
y darle fin
a sus engañosos juegos.
Notarán
que no les temo,
pues ya comprendo
que no son serios.
Al final
me reiré de ellos,
pues llegaron grandes,
pero se irán pequeños.
Un lamento hecho suspiro
suelta un sueño arrepentido,
sentado, aún vestido
y ante su anhelo rendido.
Preguntándose a sí mismo:
«¿Qué habría sido,
si un poco más
hubiera insistido?».
Pero antes
de echar todo al olvido,
escuchó una voz
susurrándole al oído:
—No todo está perdido,
pues los lamentos
son parte del camino
y no dictan tu destino.
Tan espiritual,
que pude escapar
de todo aquello
que no supe afrontar.
Y qué manera
de ignorar
lo que sabía
que andaba mal.
Viviré el momento
sin perderme en pensamiento,
hasta que no quede
ni rastro de remordimiento.
Nuevos recuerdos
endulzarán mi pasado
y aquietarán el mar
de los futuros arrepentimientos.
Viviré el momento
siempre alerta y muy atento,
hasta que perdón
me ruegue el pensamiento.
Por hacerme creer
durante tanto tiempo
que solo fui bueno
en perder el tiempo.
Ante mi espejo
con ojos tiesos,
juzgo un reflejo
lleno de tropiezos.
Pensamientos
van y vienen,
que creo
poco ciertos.
Son amargos
y muy tercos,
carentes de finales,
carentes de comienzos.
Siguen juzgando
a través del espejo,
sin saber que hay tanto
que no tiene reflejo.
La fama
está tan sobreestimada
que se puede ser famoso
sin haber aportado nada.
A falta de humanidad,
exceso de moralidad.